Reflexiones de una feminista de ultramar

Tengo que admitirlo, siempre he estado de la parte de las minorías y de quienes son condenados por no ser parte de aquello que la sociedad pretende. Desde muy jovencita desaprobé las figuras masculinas que usaban la violencia para denigrar a la mujer, ya sea a base de golpes que con el uso de una retórica denigrante. Crecí en una familia de mujeres que me dieron la dignidad de aprender que si alguien me toca, no se puede permitir que suceda una segunda vez porque hay que reaccionar con lo que tengas en mano y cerrar de entrada una futura relación. Mi abuela solía decir: “sólo los hombres cobardes golpean a las mujeres”. A ella, que era una feminista de antaño, que manejaba a la perfección un hogar de 7 hijos y que ayudaba su marido a administrar un modesto negocio de quesos, a esa humilde mujer le debo el hecho que jamás me haya inclinado por escoger modelos de hombres violentos en mis parejas, un fenómeno con el que paradójicamente he tenido mayor mayor proximidad en Italia, a través de experiencias de amigas o conocidas.

A lo largo de estos 18 años he sido testigo del machismo que cubre con un manto de doble moral la cultura italiana. Pero es sólo hasta ahora que la sociedad de éste país comienza a tomar verdadera conciencia de la desigualdad, la discriminación laboral, el abuso de poder y los acosos y/o abusos sexuales en puestos de trabajo y no sólo... Para ilustrar mejor la situación , lo haré con cifras: En Italia, 1 e cada 3 mujeres en el puesto de trabajo sufre de acoso sexual, el 80% de las mujeres que han sufrido un feminicidio lo han padecido en su propia casa, de la mano de sus esposos o parejas de hecho y la brecha salarial, es decir, la disparidad o desigualdad entre el sueldo de un hombre y el de una mujer, puede llegar hasta un 50%. Para concluir,   sólo hasta el 2009 llegó a ser introducido como delito en el código penal el fenómeno conocido como “stalking” o acecho agravado. 

No obstante lo que les ha tocado vivir, sería injusto no mencionar el gran compromiso social de las italianas feministas. Aún me recuerdo que recién llegada me fui a celebrar con las compañeras de apartamento “La Festa della Donna”(La fiesta de la Mujer), mi primer 8 de marzo. Pude apreciar en aquel entonces, que aquellas jóvenes habían heredado seguramente una lista de privilegios y de derechos que sus madres o abuelas habían obtenido en los 60’s y 70’s con huelgas, marchas estudiantiles y muchas legislaciones y que a comienzos del 2000 no tenían ningún rol activo en política, se dejaban incluso maltratar psicológica y verbalmente de sus novios o hermanos y además veían una televisión que daba pena. Un modelo televisivo en que el espectáculo principal era la figura de la “oca” o más bien, la modelo que acompañaba el presentador masculino, decía tres líneas de un guión, sonreía y bailaba. Desafortunadamente, los roles de la televisión de la época eran el espejo de una realidad hiper machista en la que osar a ser director de un banco o dirigir una grande empresa se reducía a casos excepcionales.Para mi fue nefasto! 

Qué había sucedido? lamentablemente habían sucumbido a una estilo de vida con muchos privilegios económicos y poca valorización que dentro de algunos años iba a comenzar a desmoronarse. En aquella época no existían ni se vislumbraban movimientos como MeToo movement o Time's Up Now. Ante la globalización, las italianas comprendieron que los casos de violencia no tenían porqué dejarse abandonados a su suerte en un “cajón”, como estigma de verguenza y que por supuesto, no eran exclusivos del propio territorio y sucedían a mujeres de otras latitudes que tenían el coraje y el derecho de denunciar a través de los social media. Y eso nos ha evidentemente transportado a lo que vivimos hoy.  

Esta mañana, me presenté a la manifestación del 8 de marzo, lo cual significó constatar que hay una nueva generación de mujeres por debajo de los 30 años que no compiten por notoriedad ante las feministas que las preceden. Generalmente, pertenecen a muchos estratos de la sociedad, estudiantes o trabajadoras, madres, heterosexuales, homosexuales, transgender, intersexuales… cuenta la determinación. Durante el evento se sucedían con las más ancianas y ésta noche marcharon en 10.000 por las calles de Bologna. Entre ellas, quienes tuvieron 40 años atrás, el coraje de luchar contra fenómenos absurdos como el “matrimonio reparador” que se utilizaba para “remediar la moral” de las mujeres violadas! un código de ley que decretaba que las mujeres debían casarse obligatoriamente con sus agresores o el llamado “delito de honor” o asesinato justificado en caso de adulterio, ya que que padre y marido de quien lo cometía, estaba exento de ser condenado por el delito de asesinato tanto a la adúltera como a su amante. Ambas situaciones estaban contempladas en el Código Penal Italiano y fueron igualmente abolidas por el Parlamento italiano hasta el 1981, no sin la férrea lucha de las feministas y de las mujeres abogados que lucharon en aquel entonces. 

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Pero saltemos el tiempo y ubiquémonos en el 2017. Qué ha sucedido? Hace apenas un año surge en Argentina el gran movimiento @niunamenos Ni Una Menos, que para las italianas significó una gran inspiración y que constituyó la primera gran huelga a nivel global. No obstante la génesis del movimiento y la cálida acogida de las italianas, del 2017 hasta hoy se han reportado según datos del Istat, 150 casos de feminicidio en todo el país, donde además 3,466,000 mujeres son actualmente víctimas de stalking o acoso callejero agravado y vigilado.  

A distancia de un año también hemos verificado el nacimiento de MetooMeToo movement y Times’UpTime's Up Now y es por esto que no puedo dejar por fuera la actriz italiana Asia Argento, quien ha vivido en su propia piel lo que quiere decir que una gran parte del país, incluso las mismas colegas actrices, le diesen la espalda por haber tenido el coraje de denunciar y haber hecho parte de la investigación que logró meter fin al famoso productor hollywoodiano Harvey Weinstein.El descrédito de la actriz como culpable y no como víctima es un típico reflejo de la doble moral de una cultura machista.  

Desde que el escándalo de hollywood tuvo lugar y se abrió la caja de pandora de los acosos y abusos sexuales en el ambiente de trabajo, gran parte de la sociedad italiana puso en tela de juicio que ésto realmente sucediese, dando por hecho que es un fenómeno de oportunismo provocado por las mismas mujeres. Lamentablemente, el acoso sexual en el puesto de trabajo y obtener favores profesionales a cambio son dos situaciones que no resultan de una directa culpabilidad de la mujer sino del deterioro e instrumentalización patriarcal por parte de quien ha siempre administrado el poder.

Para concluir creo que para poder bajar del trono al machismo italiano y a su línea de injusticias habría que irse hacia la raíz, es decir, a la educación basada sobre una mentalidad en la que el hombre sabe y reconoce que lleva todas las de ganar, así sea desde la más tierna edad, porque de esa manera se lo han hecho creer en casa. Las mujeres tenemos el deber de educar nuestros hijos e hijas hacia el respeto, la igualdad y la libertad de pensamiento. Tres valores simples , tres palabras que llenan de alegría el espíritu de cualquier ser humano, una simple reflexión desde ultramar.

Lina Scarpati